La sabiduría popular sirve para ilustrar cómo la realización de un plebiscito, que autorice la creación de una nueva Constitución, sólo sirve para que los mismos políticos que han gobernado las últimas décadas lo sigan haciendo, posponiendo, nuevamente, las verdaderas necesidades de las personas, a las cuales les mienten sin pudor.
El viejo refrán de “a río revuelto, ganancia de pescadores” se aplica muy bien a este caso. Son tantas las razones que se han dado para el cambio de la Constitución, que es fácil perderse, confundirse y terminar convencido de que ese es el camino para resolver los eternos problemas que exhibe Chile en diversas áreas tales como salud, previsión, educación, acceso a la justicia y un largo etcétera. Sin ánimo de agotar el tema, sólo quiero dejar, por escrito, el testimonio de mis convicciones en esta delicada materia. Créanme que, por el bien de mi país, quisiera estar muy, pero muy equivocado.